martes, 19 de marzo de 2013

Tratamiento médico-farmacológico


No existe de momento ningún medicamento que sea eficaz para el tratamiento
de los problemas sociales del trastorno autista. Sin embargo, se utilizan fármacos
para tratar determinados síntomas que pueden aparecer en un paciente concreto.
Los estimulantes pueden ser eficaces en el tratamiento de la impulsividad, hiperactividad
y déficit de atención. Los antidepresivos tradicionales, los estabilizadores del humor
 y los ansioliticos pueden utilizarse como se hace en la población que no representa
 trastorno autista. Por otro lado, el perfil de respuesta en cada individuo
puede ser diferente, por lo que no es raro que el fármaco que produce buena
respuesta en un paciente, no sea eficaz o sea perjudicial en otro. Otro hecho que
debe considerarse es el desconocimiento que se tiene de lo efectos a largo plazo
de algunos de los fármacos más nuevos. Por tanto, la continua aparición de nuevos
fármacos psicotropos así como el aumento en el uso de los ya existentes sugiere
 que son necesarios más estudios en este sentido.Considerando, como
 se acaba de comentar, que no existe ningún fármaco específico
para el tratamiento del autismo, en ocasiones, los tratamientos farmacológicos
se utilizan como complemento de otras intervenciones, facilitando a éstas
que sean más eficaces. Esto no significa que los medicamentos deban utilizarse
porque otras técnicas no hayan producido los avances esperados. A continuación,
se expone un breve resumen de algunos medicamentos que se han venido utilizando,
para los cuales liay suficientes evidencias experimentales de su eficacia o
de su ineficacia (Tanguay, 2000).
Etamina B6 y magnesio a dosis elevadas: Se trata de una terapia que comenzó
a utilizarse a finales de los años 80. Los últimos estudios doble ciego con placebo-
control han concluido que se trata de un tratamiento ineficaz para mejorar los
comportamientos autistas.
Fenjluramina: Este estimulante disminuye los niveles sanguíneos de serotonina,
por lo que inicialmente podría parecer útil. Se ha conprobado que aunque disminuye
ligeramente la hiperactividad no mejora otros síntomas.
Naltrexona: Su acción consiste en bloquear los receptores opioides. Hay pocos
trabajos que han indicado una ligera mejoría en el comportamiento y en la hiperactividad.
No se ha podido demostrar que disminuyan las conductas autolesivas.
Clonidiiza: Los bloqueadores beta reducen ligeramente la irritabilidad y la hiperactividad,
pero no mejoran los comportamientos sociales.
Secretina. Se trata de un péptido endógeno gastrointestinal utilizado para tratar
las alteraciones sociales y de comunicación. Estudios controlados no han corroborado
su eficacia.
Corticoesteroides: Hay pocas evidencias de su efectividad. No se conoce su
efecto a largo plazo en el desarrollo cerebral.
Antidepresivos: Inicialmente, se utilizaron imipramina y desipramina, pero dada
su escasa eficacia y sus efectos secundarios de tipo cardiovascular, fueron sustituidos
por la clomipramina. Este fámaco disminuye las esterotipias, agresividad
e hiperactividad y presenta menos efectos secundarios. Los fármacos denominados
inhibidores de la recaptación de serotonina como fluoxetina y paroxetina disminuyen
la hiperactividad y los pensamientos obsesivos. Aún hay poca experiencia
con este tipo de medicamentos.

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